viernes, 31 de julio de 2015

Perpetuar la felicidad




¿Cómo perpetuar un momento de felicidad? ¿Cómo mantenerlo en el tiempo... intacto, perfecto? ¿Cómo volver a sentir ese instante único de felicidad?  

Esta tarde fue uno de esos momentos de los que uno quisiera hacer una instantánea y retenerlo en la retina, y poder volver cada vez que uno quisiera o lo necesite. Sin quererlo, en simultaneo perfectamente coordinado 4 familias estábamos retratando a nuestros hijos jugando en la playa. Sacando un sin fin de fotos, tratando de captar la toma perfecta.

En mi caso la mejor toma que trasmita esos dos pares de ojitos felices y cómplices a la vez, esas risas inocentes y contagiosas. Unas mejillas coloradas de tanto correr, saltar, jugar a hacer pocitos con una ramita, patear la pelota, escapar a las últimas olas que llegan a la playa, unas narices coloradas de frio, piecitos descalzos, llenos de arena, sin importarles el frio o el viento que soplaba desde el mar.  Todo esto de la mano de un atardecer maravilloso, junto a un mar armonioso, una luna despertando de la mano de pinceladas de celestes y rosados en el cielo, mas gaviotas volando haciendo un sin fin de piruetas en el aire como si supieran que serán inmortalizadas en varias tomas.

Me pregunto porque escenas como esta no podemos vivirlas a diario, porque la vorágine del día a día nos roba estos instantes de felicidad. Porque permitimos que el acelere de estos tiempos nos quite lo que es nuestro, situaciones únicas que nos pertenecen y que no sucederán dos veces.

¿No será tiempo de parar?  Y replantearse ¿qué es realmente lo que el alma planificó de ante mano?  Y empezar a concretar ese camino, cosa de no volver a sentir esa extraña sensación de que la felicidad se escapa de entre los dedos de las manos. ¿Nos animaremos a patear el tablero y hacer un cambio radical? Ese es mi nuevo desafío…